Una de las principales características
de la economía mundial en los últimos años ha sido la integración de los países
en bloques económicos regionales, entre los que la UE constituye el proceso más
avanzado y de mayor éxito hasta el momento. La integración altera el entorno en
el que las empresas desarrollan sus actividades y, por tanto, incide en las
estrategias de marketing internacional. Por ejemplo, en una zona de libre
cambio, se producirá una concentración de la distribución en países bien
situados y con buenas infraestructuras de transporte (como es el caso de los
Países Bajos en la UE) para obtener economías de escala y poder beneficiarse de
la libre circulación de mercancías.
La integración
significará también mayor competencia, y los grandes grupos industriales se
verán presionados a producir en algún país firmante del Acuerdo. A medida que
las diferencias entre los mercados se reducen, se podrá poner en práctica un
marketing-mix más uniforme: la armonización de legislaciones permitirá un
envasado y etiquetado único o un registro de marcas y patentes válido para
todos los países. En este sentido, es necesario que las empresas conozcan los
diferentes tipos de integración y las ventajas que ofrecen, así como la
situación actual de los procesos de integración en fases más avanzadas,
principalmente en Europa y América.
Formas de integración.
La integración es un
proceso a través del cual dos o más mercados nacionales, separados y de
dimensiones consideradas insuficientes o poco adecuadas, establecen acuerdos
para llegar a formar un solo mercado de mayores dimensiones. En el desarrollo
de este proceso se establece normalmente un periodo transitorio más o menos
largo a fin de evitar medidas excesivamente drásticas que pudieran resultar muy
perjudiciales para empresas de ciertos sectores y que podrían poner en peligro
el avance de la integración. En una segunda fase, se hace indispensable la
transferencia de una parte de la soberanía nacional a unas instituciones
comunes que adquieren con ello un carácter supranacional.
Teniendo en cuenta que
la integración se realiza a través del arancel de aduanas y los regímenes de
comercio, que son los mecanismos de defensa más importantes de las economías
nacionales, se podrían distinguir cuatro posibles formas de integración;
enumeradas de menor a mayor grado de integración serían:
-
Preferencias aduaneras. Unos cuantos países se conceden entre sí ventajas
arancelarias y comerciales que no se aplican a terceros, basándose en la
suspensión internacionalmente aceptada de la cláusula de la nación más
favorecida del GATT. Las zonas preferenciales aduaneras han funcionado sobre
todo entre países industriales y sus antiguas colonias, como es el caso del
Área Preferencial de la Commonwealth británica o de los territorios de la Unión
Francesa. También se han utilizado por razones muy concretas y por periodos
transitorios en casos como la negociación de Acuerdos Preferenciales. Un
ejemplo de ello sería el acuerdo preferencial suscrito entre España y la CEE en
1970, que preparó el camino para la posterior adhesión a la Comunidad.
-
Zonas de libre comercio. Son áreas formadas por dos o más países que de
forma inmediata o progresiva suprimen las trabas aduaneras y comerciales entre
sí, pero manteniendo cada uno frente a terceros su propio arancel de aduanas y
su propio régimen de comercio. Pueden considerarse como un término medio entre
un sistema de preferencias y una unión aduanera. El mejor ejemplo de zona de
libre comercio en sentido estricto es la EFTA (European Free Trade Association) formada en 1960 por el Reino
Unido, Suiza, Austria, Portugal y los países nórdicos. Actualmente los países
miembros son Noruega y Suiza.
-
Uniones aduaneras. Constituyen un grado más avanzado de integración.
La unión aduanera supone, en primer lugar, la supresión inmediata o gradual de
las barreras arancelarias y comerciales a la circulación de mercancías entre
los Estados miembros; además, la unión aduanera aplica un arancel aduanero
común (Tarifa Exterior Común) a otros países, que es lo que la diferencia de
las zonas de librecambio, donde frente al exterior permanecen los distintos
aranceles nacionales de los Estados miembros. Asimismo, la legislación aduanera
es común para todos los países que conforman este grado de integración. El 1 de
enero de 1995 empezó a funcionar la unión aduanera de los países del MERCOSUR: Argentina,
Uruguay y Brasil. Dentro de esta categoría también hay que señalar el sistema
de preferencias aduaneras NAFTA entre Estados Unidos, Canadá y México.
-
Uniones económicas. Combinan la supresión de restricciones al
movimiento de mercancías y factores de producción (trabajo y capital) con un
cierto grado de armonización de las políticas económicas nacionales. El
objetivo es eliminar la disparidad resultante de los efectos de dichas
políticas. La unión económica total se consigue con la unificación de las
políticas monetaria, fiscal y de rentas, y la creación de una moneda única. También
existirá una autoridad supranacional cuyas decisiones serán obligatorias para
todos los Estados miembros.
Ventajas de la integración.
Existen numerosas
razones que justifican los procesos de integración; las más significativas
desde la óptica empresarial son: la obtención de economías de escala, la
apertura de nuevos mercados y la posibilidad de desarrollar actividades de
forma conjunta entre empresas de varios países.
Las economías de escala se obtienen mediante una mayor eficiencia
basada en la dimensión adecuada del proceso de producción con costes unitarios
más bajos. Llegar a estos costes sólo es posible cuando la producción se realiza
masivamente, es decir, en plantas de gran dimensión y con un fuerte desarrollo
tecnológico. Las grandes empresas sólo producirán masivamente cuando existan
mercados nacionales muy amplios (como en el caso de Estados Unidos) o mercados
fruto de la integración de varios países de tamaño medio y pequeño. Las grandes
empresas multinacionales presentes en el mercado europeo, muchas de ellas
norteamericanas o japonesas, que cuentan con centros de producción en más de un
país, coordinan sus actividades de forma más racional en un mercado integrado.
La ampliación del mercado resultante de la integración abre nuevas
posiblidades a la empresa, pero también significa una intensificación de la
competencia. En un mercado nacional reducido, determinadas producciones, para
ser rentables han de ser realizadas por una sola empresa; por el contrario, en
un mercado ampliado pueden ser varias las empresas que trabajen con una
dimensión próxima a la óptima, compitiendo entre sí, y con una serie de efectos
beneficiosos para el consumidor: precios más bajos, mejor calidad, aceleración
del proceso tecnológico, etc. Para la PYME (Pequeña y Mediana Empresa) la
integración significará una amenaza en su cuota de mercado nacional y, en
consecuencia, surgirá la necesidad de abrirse a los nuevos mercados.
La cooperación e integración económica ofrecen ejemplos de las
posibilidades para desarrollar nuevas actividades en el campo tecnológico e
industrial, que no podrían acometerse a escala nacional. Este es el caso de los
grandes proyectos industriales y de construcción, así como el de los de
desarrollo de industrias punta (electrónica, comunicaciones, satélites, etc.),
de industrias petroquímicas, de industrias aeronáuticas, etc., que normalmente
los países más pequeños no pueden desarrollar por sí mismos de forma
individual, pero en las que sí pueden participar en mayor o menor medida si se
agrupan regionalmente. A tal efecto, en el seno de la UE se ha creado la figura
de la Agrupación Europea de Interés Económico (AEIE) para facilitar la
asociación de empresas de países comunitarios en proyectos limitados
temporalmente.
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