viernes, 2 de agosto de 2013


Una de las principales características de la economía mundial en los últimos años ha sido la integración de los países en bloques económicos regionales, entre los que la UE constituye el proceso más avanzado y de mayor éxito hasta el momento. La integración altera el entorno en el que las empresas desarrollan sus actividades y, por tanto, incide en las estrategias de marketing internacional. Por ejemplo, en una zona de libre cambio, se producirá una concentración de la distribución en países bien situados y con buenas infraestructuras de transporte (como es el caso de los Países Bajos en la UE) para obtener economías de escala y poder beneficiarse de la libre circulación de mercancías.

La integración significará también mayor competencia, y los grandes grupos industriales se verán presionados a producir en algún país firmante del Acuerdo. A medida que las diferencias entre los mercados se reducen, se podrá poner en práctica un marketing-mix más uniforme: la armonización de legislaciones permitirá un envasado y etiquetado único o un registro de marcas y patentes válido para todos los países. En este sentido, es necesario que las empresas conozcan los diferentes tipos de integración y las ventajas que ofrecen, así como la situación actual de los procesos de integración en fases más avanzadas, principalmente en Europa y América.

 

  Formas de integración.


La integración es un proceso a través del cual dos o más mercados nacionales, separados y de dimensiones consideradas insuficientes o poco adecuadas, establecen acuerdos para llegar a formar un solo mercado de mayores dimensiones. En el desarrollo de este proceso se establece normalmente un periodo transitorio más o menos largo a fin de evitar medidas excesivamente drásticas que pudieran resultar muy perjudiciales para empresas de ciertos sectores y que podrían poner en peligro el avance de la integración. En una segunda fase, se hace indispensable la transferencia de una parte de la soberanía nacional a unas instituciones comunes que adquieren con ello un carácter supranacional.

Teniendo en cuenta que la integración se realiza a través del arancel de aduanas y los regímenes de comercio, que son los mecanismos de defensa más importantes de las economías nacionales, se podrían distinguir cuatro posibles formas de integración; enumeradas de menor a mayor grado de integración serían:

-    Preferencias aduaneras. Unos cuantos países se conceden entre sí ventajas arancelarias y comerciales que no se aplican a terceros, basándose en la suspensión internacionalmente aceptada de la cláusula de la nación más favorecida del GATT. Las zonas preferenciales aduaneras han funcionado sobre todo entre países industriales y sus antiguas colonias, como es el caso del Área Preferencial de la Commonwealth británica o de los territorios de la Unión Francesa. También se han utilizado por razones muy concretas y por periodos transitorios en casos como la negociación de Acuerdos Preferenciales. Un ejemplo de ello sería el acuerdo preferencial suscrito entre España y la CEE en 1970, que preparó el camino para la posterior adhesión a la Comunidad.



-    Zonas de libre comercio. Son áreas formadas por dos o más países que de forma inmediata o progresiva suprimen las trabas aduaneras y comerciales entre sí, pero manteniendo cada uno frente a terceros su propio arancel de aduanas y su propio régimen de comercio. Pueden considerarse como un término medio entre un sistema de preferencias y una unión aduanera. El mejor ejemplo de zona de libre comercio en sentido estricto es la EFTA (European Free Trade Association) formada en 1960 por el Reino Unido, Suiza, Austria, Portugal y los países nórdicos. Actualmente los países miembros son Noruega y Suiza.

 

-    Uniones aduaneras. Constituyen un grado más avanzado de integración. La unión aduanera supone, en primer lugar, la supresión inmediata o gradual de las barreras arancelarias y comerciales a la circulación de mercancías entre los Estados miembros; además, la unión aduanera aplica un arancel aduanero común (Tarifa Exterior Común) a otros países, que es lo que la diferencia de las zonas de librecambio, donde frente al exterior permanecen los distintos aranceles nacionales de los Estados miembros. Asimismo, la legislación aduanera es común para todos los países que conforman este grado de integración. El 1 de enero de 1995 empezó a funcionar la unión aduanera de los países del MERCOSUR: Argentina, Uruguay y Brasil. Dentro de esta categoría también hay que señalar el sistema de preferencias aduaneras NAFTA entre Estados Unidos, Canadá y México.

 

-    Uniones económicas. Combinan la supresión de restricciones al movimiento de mercancías y factores de producción (trabajo y capital) con un cierto grado de armonización de las políticas económicas nacionales. El objetivo es eliminar la disparidad resultante de los efectos de dichas políticas. La unión económica total se consigue con la unificación de las políticas monetaria, fiscal y de rentas, y la creación de una moneda única. También existirá una autoridad supranacional cuyas decisiones serán obligatorias para todos los Estados miembros.

Ventajas de la integración.


Existen numerosas razones que justifican los procesos de integración; las más significativas desde la óptica empresarial son: la obtención de economías de escala, la apertura de nuevos mercados y la posibilidad de desarrollar actividades de forma conjunta entre empresas de varios países.

Las economías de escala se obtienen mediante una mayor eficiencia basada en la dimensión adecuada del proceso de producción con costes unitarios más bajos. Llegar a estos costes sólo es posible cuando la producción se realiza masivamente, es decir, en plantas de gran dimensión y con un fuerte desarrollo tecnológico. Las grandes empresas sólo producirán masivamente cuando existan mercados nacionales muy amplios (como en el caso de Estados Unidos) o mercados fruto de la integración de varios países de tamaño medio y pequeño. Las grandes empresas multinacionales presentes en el mercado europeo, muchas de ellas norteamericanas o japonesas, que cuentan con centros de producción en más de un país, coordinan sus actividades de forma más racional en un mercado integrado.

La ampliación del mercado resultante de la integración abre nuevas posiblidades a la empresa, pero también significa una intensificación de la competencia. En un mercado nacional reducido, determinadas producciones, para ser rentables han de ser realizadas por una sola empresa; por el contrario, en un mercado ampliado pueden ser varias las empresas que trabajen con una dimensión próxima a la óptima, compitiendo entre sí, y con una serie de efectos beneficiosos para el consumidor: precios más bajos, mejor calidad, aceleración del proceso tecnológico, etc. Para la PYME (Pequeña y Mediana Empresa) la integración significará una amenaza en su cuota de mercado nacional y, en consecuencia, surgirá la necesidad de abrirse a los nuevos mercados.

La cooperación e integración económica ofrecen ejemplos de las posibilidades para desarrollar nuevas actividades en el campo tecnológico e industrial, que no podrían acometerse a escala nacional. Este es el caso de los grandes proyectos industriales y de construcción, así como el de los de desarrollo de industrias punta (electrónica, comunicaciones, satélites, etc.), de industrias petroquímicas, de industrias aeronáuticas, etc., que normalmente los países más pequeños no pueden desarrollar por sí mismos de forma individual, pero en las que sí pueden participar en mayor o menor medida si se agrupan regionalmente. A tal efecto, en el seno de la UE se ha creado la figura de la Agrupación Europea de Interés Económico (AEIE) para facilitar la asociación de empresas de países comunitarios en proyectos limitados temporalmente.

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