Tratado de Libre
Comercio de América del Norte (NAFTA)
El día 1 de octubre de
1987 se firmó un Acuerdo de Libre Comercio entre Estados Unidos y Canadá, que
entró en vigor dos años más tarde y que empezó a tener plenos efectos a partir
del día 1 de enero de 1998. Según diversos estudios realizados, se prevé un
incremento de renta real entre un 2,5% y un 3,5%, excluidos los beneficios
generados por el aumento de la competencia, los cambios tecnológicos, el
estímulo a la inversión y las economías de escala.
La eliminación de
aranceles entre los dos países se realizará en un periodo de diez años, con una
cláusula de salvaguardia sobre exportaciones de productos importados de otros
países, exigiendo una suficiente transformación interna para que puedan
beneficiarse de la no aplicación de aranceles. Las inversiones procedentes del
otro país se consideran como nacionales y se eliminan las restricciones al
establecimiento de nuevas empresas.
En 1990 se comenzó a
considerar la posibilidad de incluir en el Acuerdo a México para formar un
mercado más amplio. En junio de 1991 se iniciaron en Toronto las negociaciones
para la redacción del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA),
llegándose a la firma del acuerdo final en agosto de 1992. En noviembre de 1993
fue ratificado por el Congreso de Estados Unidos. El desarrollo del Tratado se
realizó a través de rondas de negociación. Se establecieron seis grupos de
trabajo que abordaron los siguientes temas: acceso a los mercados (aranceles,
cuotas, automoción, etc.), reglas comerciales (salvaguardias, subsidios, etc.),
servicios (financieros, seguros, transporte, telecomunicaciones, etc.),
inversiones, propiedad intelectual y resolución de conflictos.
Se realizaron varios
estudios sobre los posibles efectos en cuanto al empleo y la producción,
llegando a la conclusión de que en Estados Unidos los sectores más beneficiados
serían: productos químicos, maquinaria y equipos, grano y oleaginosas,
plásticos, metal, instrumentos ópticos y motores para automóviles; para México,
los sectores más beneficiados serían: textil, pieles, calzado, materiales para
la construcción, componentes eléctricos, recambios para automóvil y azúcar.
El desarrollo del NAFTA
supone gran incertidumbre para todas las partes. Del lado mexicano hay temor a
la competitividad del Norte, ya que Estados Unidos y Canadá son mercados mucho
menos protegidos. Además, el libre comercio tendrá consecuencias imprevisibles
para las casi 2.000 maquiladoras (fábricas de montaje) instaladas en territorio
fronterizo con Estados Unidos, que utilizan mano de obra mexicana barata (a tan
sólo el 15% del coste de Estados Unidos): dan empleo a medio millón de
trabajadores y su producción, por acuerdo especial, entra en Estados Unidos
libre de derechos arancelarios.
Los EEUU temen los
efectos que pueda tener sobre el empleo, tanto por los bajos precios de algunas
exportaciones mexicanas como por el posible desplazamiento al norte de México
de numerosas industrias en busca de mano de obra abundante y barata, y de una
legislación medioambiental más permisiva.
Las nuevas expectativas
creadas por la NAFTA
ha hecho que durante los últimos años se hayan constituido varias alianzas
estratégicas entre empresas norteamericanas y mexicanas. Así, Walt-Mart, la
cadena de grandes almacenes de Estados Unidos, ha llegado a un acuerdo con
Cifra, una de las mayores cadenas de supermercados de descuento en México; en
el sector de cristalería, Corning se ha aliado con Vitro; la estadounidense
Tyson Foods, la japonesa C-Itoh y la mexicana Provenex se han asociado para
procesar en México productos avícolas con tecnología japonesa y exportarlos a
Estados Unidos y Japón.
Para las empresas
estadounidenses estas alianzas suponen conservar o ganar cuota de mercado en
México, una producción y política de ventas integrada en la zona NAFTA y un
recorte en los costes de inversión de las operaciones combinadas; en el caso de
las empresas mexicanas los objetivos son un mayor acceso al mercado
estadounidense y canadiense, un marketing recíproco de productos y una mayor
calidad en la producción mediante una tecnología común.
La entrada en vigor de la NAFTA supone la creación de
uno de los bloques económicos más importantes del mundo, con 360 millones de
consumidores y un PIB de más de 6 billones de dólares. Sin embargo, la UE sigue ostentando el
liderazgo comercial, ya que el volumen de comercio intracomunitario es superior
al existente dentro del bloque NAFTA.
Por otra parte, es posible
que en un futuro más o menos próximo se pueda producir una ampliación del
acuerdo a otros países latinoamericanos, en la medida en que Estados Unidos
proyecta la firma de acuerdos de librecambio de carácter bilateral, como, por
ejemplo, con Chile.
Los procesos de
integración en América latina
Existe un gran número de
proyectos de Latinoamérica que responden a las diferencias en la estructura
económica, las capacidades competitivas y las políticas económicas de los
países en esta zona. Inicialmente se constituyó la Asociación
Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC, hoy ALADI), que
agrupa a la mayor parte de los países latinoamericanos. A partir de entonces,
se crearon otros procesos en bloques regionales más reducidos (cuatro o cinco
países) entre los cuales los que más han avanzado han sido el MERCOSUR, el
Pacto Andino y el Mercado Común Centroamericano.
-
El Mercado Común del Cono Sur (MERCOSUR). El Tratado de Asunción, por el que se constituyó
el MERCOSUR fue suscrito en marzo de 1991 por Brasil, Argentina, Paraguay y
Uruguay, estando presente Chile en calidad de observador. Los cuatro países
firmantes representan el 60% de la superficie de América Latina y tienen una
población cercana a los 200 millones de habitantes. El Tratado establece la
supresión progresiva y rápida de aranceles, con lo cual se alcanzó un mercado
común a partir del día 1 de enero de 1995; Uruguay y Paraguay disponen de un
año adicional. Se define una Tarifa Exterior Común que permita ampliar el
comercio con otros países y se establece la coordinación de políticas
económicas para garantizar la lealtad comercial. También se contempla la
posible incorporación de otros países, pero no está prevista la creación de
organismos supranacionales que supongan la cesión de una parte de las soberanías
nacionales.
-
El Pacto Andino. Se creó en mayo de 1969 con la firma del Acuerdo de Cartagena. Actualmente,
está formado por Colombia, Bolivia, Ecuador, Perú y Venezuela. Hasta el
momento, el avance en el proceso integrador ha sido lento: el comercio intrazonal
se sitúa en el 5%. Para fomentar la integración se firmó en 1989 el Acta de La Paz , en la que se sentaron las
bases para que el Grupo Andino se convirtiera, a partir de 1991, en una zona de
libre comercio. No obstante, hasta 1995 se decidió mantener una lista de
excepciones de cincuenta productos como máximo para cada país. A medio plazo se
fijaron como objetivos la armonización de las políticas económicas y la
posibilidad de utilizar una moneda común para operaciones entre empresas y
entidades financieras de los países miembro
s.
Los procesos de integración
en África y Asia.
La CEA se creó en 1991 con el Tratado de Abuja
(Nigeria), con el que se estableció un marco de cooperación general de los 51
Estados africanos. El objetivo es llegar a convertirse, en un periodo de
treinta años , en una unión económica con un desarme arancelario contingentario
total, y con la aplicación de una tarifa exterior común. El proceso se
desarrollará en seis etapas. No obstante, la falta de homogeneidad y el escaso
desarrollo económico de la zona serán limitaciones importantes para que el
Tratado pueda llevarse a cabo en la forma y los plazos convenidos.
La ASEAN , creada en 1967, es, hasta la fecha, el proyecto
de cooperación económica más desarrollado en la zona de Asia- Pacífico. Actualmente,
está integrada por Filipinas, Indonesia, Malasia, Brunei, Singapur y Tailandia.
Su sede es itinerante, según el lugar en que se reúna su Consejo, que está
formado por los ministros de Asuntos Exteriores de los países miembros.
s.
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La Integración en Centroamérica. El Mercado Común Centroamericano (MCCA) se creó
en diciembre de 1960 y fue suscrito por Guatemala, El Salvador, Nicaragua y
Honduras, si bien este último país se retiró en 1971. Costa Rica se incorporó
en 1962 y Panamá, aunque no participa en las instituciones, mantiene acuerdos
bilaterales. El proyecto se configura como una unión aduanera (zona de libre
comercio con una Tarifa Exterior Común). Aunque inicialmente se esperaban
grandes beneficios, los resultados no han sido satisfactorios. Como
consecuencia de ello se convocan las reuniones de Esquipulas I (1985) y
Esquipulas II (1987), con las que se puso en marcha el Plan de Acción Económica
para Centroamérica (PAECA) de 1990. Se reformó la Tarifa Exterior Común y se
coordinaron las políticas macroeconómicas y las negociaciones de política
comercial, tanto bilaterales como multilaterales.
Los procesos de integración
en África y Asia.
Además de los procesos
de integración europeos y americanos, existen otros proyectos en África y Asia,
en general poco conocidos y en un grado de desarrollo limitado. Los dos más
significativos son la Comunidad Económica
Africana (CEA) y la
Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN).
Los miembros de la ASEAN tienen la posibilidad
de elegir entre dos fórmulas posibles de cooperación. La primera son los
llamados proyectos industriales
conjuntos, a través de los cuales cada país miembro puede proponer el
desarrollo de una determinada industria; la segunda opción son los proyectos complementarios para la
creación de industrias en régimen mixto: los componentes de un producto se
fabrican en distintos Estados miembros de la Asociación. Para apoyar estos
proyectos se crea una organización (la Finance Corporation )
cuya misión es financiar y prestar asistencia técnica a los proyectos que sean
viables.