viernes, 28 de junio de 2013

LAS TEORÍAS DEL COMERCIO INTERNACIONAL


LA VENTAJA ABSOLUTA Y LA VENTAJA COMPARATIVA.

Las teorías del comercio internacional intentan explicar por qué los países comercian entre sí, qué tipo de bienes intercambian y a qué precio. A continuación vamos a resumir brevemente las principales teorías y su adecuación a la economía actual.

A finales del siglo XVIII, Adam Smith, en su obra La riqueza de las naciones, formuló la teoría de la Ventaja Absoluta, que constituye la primera explicación teórica del comercio internacional. De acuerdo con ella, si no hubiera barreras comerciales cada país se especializaría en aquellos productos en que tuviera una ventaja absoluta en relación a otros países. Al concentrar los recursos productivos, aparecerían economías de escala y, en consecuencia, la especialización internacional permitiría menores costes y mayor bienestar para todos los participantes en el comercio.
 

Ejemplo: Si producir una unidad de alimentos cuesta 1 unidad de trabajo en el país A y 2 unidades en el país B, y si producir una unidad de tela cuesta 4 unidades de trabajo en el país A y 3 en el país B, entonces ambos países pueden ganar comerciando.

 

 
Alimentos
Telas
País A
1
4
País B
2
3

 Si los dos países intercambian los dos bienes en la relación de dos unidades de alimento por una de tela, el país A podría obtener una unidad de tela por dos de alimento en lugar de por cuatro. Y el país B obtendría, por cada unidad de tela, dos unidades de alimento en vez de una y media sin comerciar.

Es claro que aún hoy en día esta teoría sigue siendo válida, ya que las industrias serán eficientes en la medida en que los factores de producción que utilizan se puedan obtener a bajo coste.

 
En 1817, David Ricardo, otro economista clásico inglés, en su obra The Principles of Political Economy and Taxation, profundiza y completa la teoría anterior en el sentido de que, incluso si un país tiene ventaja absoluta sobre otro en la producción de dos bienes, pueden existir ventajas en la especialización, ya que, en términos relativos, su ventaja puede ser mayor en un bien que en el otro. Es la teoría de la ventaja comparativa, que nos dice que cada país deberá especializarse en aquellos bienes en cuya producción posea una ventaja relativa mayor. Veamos la siguiente tabla como ejemplo:

 
Alimentos
Telas
País A
1
2
País B
3
3

De este cuadro se desprende que el país A tiene ventaja absoluta en la producción de ambos bienes. Pero los precios relativos son diferentes y esto es lo que impulsará el comercio. Cuando no se produce intercambio, las telas resultan relativamente más baratas en el país B, una (3/3) unidad de alimento por cada unidad de tela, que en el país A, dos (2/1) unidades de alimento por cada unidad de tela. Lo contrario ocurre con los alimentos. En el país A el precio relativo es de media (½) unidad de tela por cada unidad de alimento, mientras que en el país B el precio relativo es de una (3/3) unidad de tela por cada unidad de alimento.

Al iniciarse el intercambio, los vendedores de alimentos en el país B comenzarán a importar alimentos del país A, a cambio de manufacturas del país B en las que estarán interesados los vendedores del país A al resultar éstas relativamente más caras en este país. Para que este flujo tenga lugar es preciso que se realice en unas condiciones que sean favorables para ambos, es decir, a una relación de intercambio entre alimentos y telas comprendida entre ½ y 1. Dicha relación deberá ser superior a ½ para que el país A encuentre favorable el intercambio e inferior a 1 para que también lo sea para el país B. Con un precio relativo situado entre ambos cada uno de los países se especializará en aquel bien que produzca con mayor eficiencia, e importará aquellos bienes que produzca de modo menos eficiente.

La teoría de la ventaja comparativa prueba que la libertad de comercio mejora la asignación de recursos y conduce siempre a resultados más eficientes y, en definitiva, a un mayor grado de bienestar. En este sentido, el declive e incluso la desaparición de algunos sectores poco competitivos como consecuencia de la liberación de las importaciones se justifica en muchas ocasiones por un marco económico poco favorable (inflación, niveles salariales altos, déficit público, etc.) o incluso por una mala gestión empresarial.

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