A partir de la segunda guerra mundial el
crecimiento del comercio exterior se produce sobre todo entre países
industrializados con una dotación de factores de producción similar
–actualmente el comercio entre los países de la OCDE representa dos terceras
partes del volumen del comercio mundial-. Esta evidencia empírica ha llevado a
desarrollar otras teorías, que completan el análisis clásico, para justificar
el intercambio comercial entre países en los que existe una situación de
competencia imperfecta más en consonancia con la realidad actual del mercado.
De entre estos nuevos enfoques los más relevantes se refieren a economías de
escala, tecnología y diferenciación de productos.
Comercio internacional y economías de escala.
¿Qué son las economías de escala? ¿Cómo
afectan?
La primera consecuencia de las economías
de escala es que como resultado de los rendimientos crecientes que las empresas
están en disposición de obtener, puede producirse una concentración de la
producción en unas pocas empresas, formándose así un oligopolio de oferta. En
general, en un mercado oligopolístico no se da la situación de beneficios
monopolísticos como los que obtiene una sola empresa, pero se está muy lejos de
la situación de competencia perfecta deseable.
Las teorías explicativas del comercio
internacional en términos de economías de escala demuestran que se producirá
comercio entre países incluso en el caso hipotético de que todos tuvieran la
misma dotación de factores productivos y fueran empleados con igual
productividad en todos los sectores industriales. Gracias a las economías de
escala, los países que tengan una capacidad de producción mayor (quizá porque
el mercado interior es más amplio), obtendrán ventajas competitivas en la
fabricación de ciertos productos, por lo que es lógico que se especialicen en
ellos.
Comercio internacional y tecnología.
Existen modelos teóricos que establecen
que una empresa o país que consigue una ventaja tecnológica en la producción de
un bien –ya sea en el proceso de fabricación, la calidad o el diseño- tenderá a
exportarlo. Cuando esta innovación se conozca en el exterior la ventaja
competitiva desaparecerá, pero surgirán nuevas tecnologías (en el propio país o
en otros países) que contribuyan a incrementar el comercio internacional.
Además, estas innovaciones estarán concentradas en un determinado sector
industrial, por lo que aparecerán economías de escala dinámicas, es decir, que
supongan una reducción de los costes medios de producción como consecuencia del
avance técnico. Un ejemplo de este fenómeno es la mejora tecnológica continua
que se está produciendo en el sector de la informática de consumo, que explica,
en gran medida, el alto grado de internacionalización de sus empresas.
La importancia de la tecnología en los
flujos comerciales internacionales también se encuentra respaldada por estudios
experimentales. En un análisis realizado sobre 40 sectores industriales en 22
países de la OCDE se llegaba a la conclusión de que la cuota de mercado
sectorial de cada país en las exportaciones mundiales podía explicarse, en la
mayoría de los casos, mediante la cuota de patentes en el sector que cada país
tenía en Estados Unidos. La interpretación que se da a este hecho es que la
competitividad puede explicarse únicamente por una ventaja tecnológica, sin
ninguna consideración a los precios de los factores de producción.
Otro estudio realizado demuestra que los
países que han experimentad un mayor crecimiento en la posguerra han sido
aquellos en los que los costes laborales unitarios han crecido más rápidamente,
como Alemania y Japón; por tanto, cabe concluir, que los factores tecnológicos
y la capacidad inversora de un país explican, en mayor medida, el aumento de su
actividad internacional que los costes laborales, las diferencias de
crecimiento del PIB y las exportaciones.
Actualmente, las grandes diferencias
tecnológicas entre países conducen a la especialización de los menos
desarrollados en productos de más bajo contenido tecnológico, lo que supone una
limitación a su capacidad de crecimiento en el futuro. Se plantea la cuestión
de si una ventaja absoluta como es la tecnología tiene primacía sobre las
ventajas comparativas en los factores de producción tradicionales como trabajo
o capital. Su dominio explica en gran parte la composición de flujos
comerciales por países y mercancías a lo largo del tiempo.
Comercio internacional y diferenciación del producto.
Otra de las características del comercio
exterior en las últimas décadas ha sido el aumento del comercio
intraindustrial, es decir, de la exportación e importación simultánea en un
mismo país de productos que pertenecen al mismo sector. Un ejemplo es la
industria del automóvil en su conjunto (fabricantes de coches, empresas
auxiliares, componentes, etc.).
Este fenómeno puede explicarse por la
existencia de productos diferenciados. Según algunos autores, el elemento que
más influye en los intercambios internacionales de productos manufacturados es
la estructura de la demanda en cuanto a diferentes características, tipos y
calidades de productos que se consumen en un país. Si los gustos tienden a ser
parecidos en países con un nivel de desarrollo similar, el comercio
internacional de productos manufacturados tenderá a ser mayor en estos países. Las
empresas producen bienes que, aunque son muy parecidos a otros existentes en el
mercado, incorporan ciertas especificaciones (calidad, diseño, prestaciones)
que suponen una diferenciación del producto y una forma de competencia
alternativa a la competencia en precios. Además, sirven como una barrera de
entrada de nuevas empresas en el mercado.
En general, es de esperar que el
comercio intraindustrial aumente en relación directa al grado de diferenciación
del producto. Esto es especialmente cierto en bienes cuya fabricación es
compleja y que, además, ofrecen una elevada gama de modelos.
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