viernes, 28 de junio de 2013

COMERCIO INTERNACIONAL Y CICLO DE VIDA DEL PRODUCTO


 Muchos productos experimentan un ciclo de vida que se inicia en un país industrializado cuando una empresa diseña y fabrica un nuevo producto y comienza a exportarlo. En una segunda fase otros países industrializados entran en la producción, para pasar a fabricarse finalmente en países en vías de desarrollo y desde allí exportarse al país en donde comenzó el ciclo. A medida que un producto se mueve desde una fase inicial en la que requiere grandes inversiones de I+D, a procesos de producción más intensivos en mano de obra menos especializada, será más atractivo de fabricar en mercados extranjeros. Originalmente el modelo se refería a productos fabricados en Estados Unidos, pero se puede aplicar a otros países industrializados. Es un modelo dinámico que muestra cómo las ventajas competitivas de los países se van modificando a medida que el producto avanza en su proceso de comercialización.

El modelo establece que el ciclo de vida de un producto manufacturado pasa por cuatro etapas sucesivas y diferenciadas: introducción, crecimiento, madurez y declive (ver cuadro).

·         Introducción. En esta primera etapa la innovación del producto, su fabricación y venta posterior se realizan en el mismo país, ya que los empresarios conocen el mercado y existe una fuerte correlación entre la producción y las necesidades del consumidor. La innovación tiene lugar en países desarrollados que cuentan con una amplia población de consumidores de renta media-alta dispuesta a adquirir nuevos productos. En estos países existen técnicos especializados que facilitarán las actividades de I+D.

El proceso productivo es, en general, más intensivo en mano de obra de lo que será en fases posteriores debido a que la producción en serie no se alcanza en esta primera fase. Por otra parte, el empresario innovador goza de un cierto monopolicen la fabricación y venta del producto. La demanda es todavía limitada y bastante inelástica al precio. Se inician las exportaciones.

·         Crecimiento. La existencia de beneficios monopolísticos atrae al sector a los competidores. El crecimiento de la demanda interna, así como de los mercados exteriores, justifican un aumento de la producción. Puede incluso fabricarse en países extranjeros con un mercado potencial grande y en los que el coste del transporte y las barreras arancelarias sean lo suficientemente elevadas como para justificar la descentralización. Pueden aparecer, así mismo, competidores extranjeros.

En esta etapa se inicia la fabricación en serie y la incorporación de nuevos equipos que permiten pasar a una producción cada vez más intensiva en capital. La demanda se vuelve más elástica ante las variaciones de los precios, debido al mayor número de competidores que hay en el sector. Desaparecen los beneficios monopolísticos de la empresa introductora del producto, e incluso puede iniciarse una guerra de precios.

·         Madurez. En esta fase el producto se convierte en un bien de uso común debido al incremento de la demanda y del número de fabricantes. La disminución de beneficios como consecuencia de la mayor competencia hace que las empresas modifiquen sus estrategias, bien sobre la base de precios más bajos –que son posibles gracias a costes de producción más bajos-, o bien sobre la base de la diferenciación.

A medida que esta fase avanza, algunas empresas no pueden sostener sus costes de producción con unos precios tan bajos, por lo que desaparecen del sector. En algunos productos se traslada la fabricación hacia países en vías de desarrollo donde la mano de obra es abundante y barata, con lo que se obtienen ventajas en costes que permiten disminuir el precio del producto y permiten a la empresa mantenerse en el mercado.

·         Declive. En esta última etapa, el producto deja de ser atractivo, ya que se han introducido en el mercado otros productos similares más innovadores o de mejor calidad. La producción y la demanda en los países industriales tiende a reducirse. En cualquier caso, la demanda crece en los países en vías de desarrollo que es donde se produce mayoritariamente y desde donde se exporta a los países desarrollados.

 

 
Introducción
Crecimiento
Madurez
Declive
Se produce sólo en el país de origen                           
        X
 
 
 
Se exporta a otros países desde el país de origen
        X
         X
 
 
Surgen competidores en países desarrollados
 
         X
        X
 
El país de origen produce en el exterior
 
 
        X
       X
Se produce en países en vías de desarrollo
 
 
        X
       X 
Se exporta al país de origen
 
 
 
       X

 

El modelo no hace referencia a la duración de cada etapa, si bien en la actualidad el paso de la fase de introducción a la de crecimiento es cada vez más rápido, especialmente en sectores como la informática o la electrónica, en los que la innovación tecnológica es tan continua que las etapas del ciclo de vida del producto se superponen.

Este modelo no puede aplicarse a aquellos bienes de demanda muy estable y rígida –generalmente bienes de lujo como joyas y pieles- en los que el coste unitario difícilmente puede abaratarse con economías de escala y que los consumidores compran independientemente del precio. Éste sería el caso, también, de productos con un alto coste de transporte que impide su comercialización a nivel internacional.

Finalmente, el modelo tampoco se cumple en algunos productos fabricados por grandes multinacionales que están en disposición de desarrollar una estrategia global, por lo que en algunos casos la fabricación de un producto en su fase de lanzamiento se realiza en un país distinto al de origen. Ésta es la situación de la industria del automóvil que fabrica en países extranjeros. También puede suceder que se lance simultáneamente en el propio país de origen y en el extranjero, o incluso en todo el mundo, estrategia utilizada habitualmente por IBM o por Microsoft.
 
 

EL COMERCIO INTERNACIONAL EN UNA SITUACIÓN DE COMPETENCIA IMPERFECTA

A partir de la segunda guerra mundial el crecimiento del comercio exterior se produce sobre todo entre países industrializados con una dotación de factores de producción similar –actualmente el comercio entre los países de la OCDE representa dos terceras partes del volumen del comercio mundial-. Esta evidencia empírica ha llevado a desarrollar otras teorías, que completan el análisis clásico, para justificar el intercambio comercial entre países en los que existe una situación de competencia imperfecta más en consonancia con la realidad actual del mercado. De entre estos nuevos enfoques los más relevantes se refieren a economías de escala, tecnología y diferenciación de productos.

Comercio internacional y economías de escala.

 
¿Qué son las economías de escala? ¿Cómo afectan?

La primera consecuencia de las economías de escala es que como resultado de los rendimientos crecientes que las empresas están en disposición de obtener, puede producirse una concentración de la producción en unas pocas empresas, formándose así un oligopolio de oferta. En general, en un mercado oligopolístico no se da la situación de beneficios monopolísticos como los que obtiene una sola empresa, pero se está muy lejos de la situación de competencia perfecta deseable.

Las teorías explicativas del comercio internacional en términos de economías de escala demuestran que se producirá comercio entre países incluso en el caso hipotético de que todos tuvieran la misma dotación de factores productivos y fueran empleados con igual productividad en todos los sectores industriales. Gracias a las economías de escala, los países que tengan una capacidad de producción mayor (quizá porque el mercado interior es más amplio), obtendrán ventajas competitivas en la fabricación de ciertos productos, por lo que es lógico que se especialicen en ellos.

 Comercio internacional y tecnología.


Existen modelos teóricos que establecen que una empresa o país que consigue una ventaja tecnológica en la producción de un bien –ya sea en el proceso de fabricación, la calidad o el diseño- tenderá a exportarlo. Cuando esta innovación se conozca en el exterior la ventaja competitiva desaparecerá, pero surgirán nuevas tecnologías (en el propio país o en otros países) que contribuyan a incrementar el comercio internacional. Además, estas innovaciones estarán concentradas en un determinado sector industrial, por lo que aparecerán economías de escala dinámicas, es decir, que supongan una reducción de los costes medios de producción como consecuencia del avance técnico. Un ejemplo de este fenómeno es la mejora tecnológica continua que se está produciendo en el sector de la informática de consumo, que explica, en gran medida, el alto grado de internacionalización de sus empresas.

La importancia de la tecnología en los flujos comerciales internacionales también se encuentra respaldada por estudios experimentales. En un análisis realizado sobre 40 sectores industriales en 22 países de la OCDE se llegaba a la conclusión de que la cuota de mercado sectorial de cada país en las exportaciones mundiales podía explicarse, en la mayoría de los casos, mediante la cuota de patentes en el sector que cada país tenía en Estados Unidos. La interpretación que se da a este hecho es que la competitividad puede explicarse únicamente por una ventaja tecnológica, sin ninguna consideración a los precios de los factores de producción.

Otro estudio realizado demuestra que los países que han experimentad un mayor crecimiento en la posguerra han sido aquellos en los que los costes laborales unitarios han crecido más rápidamente, como Alemania y Japón; por tanto, cabe concluir, que los factores tecnológicos y la capacidad inversora de un país explican, en mayor medida, el aumento de su actividad internacional que los costes laborales, las diferencias de crecimiento del PIB y las exportaciones.

Actualmente, las grandes diferencias tecnológicas entre países conducen a la especialización de los menos desarrollados en productos de más bajo contenido tecnológico, lo que supone una limitación a su capacidad de crecimiento en el futuro. Se plantea la cuestión de si una ventaja absoluta como es la tecnología tiene primacía sobre las ventajas comparativas en los factores de producción tradicionales como trabajo o capital. Su dominio explica en gran parte la composición de flujos comerciales por países y mercancías a lo largo del tiempo.

 Comercio internacional y diferenciación del producto.


Otra de las características del comercio exterior en las últimas décadas ha sido el aumento del comercio intraindustrial, es decir, de la exportación e importación simultánea en un mismo país de productos que pertenecen al mismo sector. Un ejemplo es la industria del automóvil en su conjunto (fabricantes de coches, empresas auxiliares, componentes, etc.).

Este fenómeno puede explicarse por la existencia de productos diferenciados. Según algunos autores, el elemento que más influye en los intercambios internacionales de productos manufacturados es la estructura de la demanda en cuanto a diferentes características, tipos y calidades de productos que se consumen en un país. Si los gustos tienden a ser parecidos en países con un nivel de desarrollo similar, el comercio internacional de productos manufacturados tenderá a ser mayor en estos países. Las empresas producen bienes que, aunque son muy parecidos a otros existentes en el mercado, incorporan ciertas especificaciones (calidad, diseño, prestaciones) que suponen una diferenciación del producto y una forma de competencia alternativa a la competencia en precios. Además, sirven como una barrera de entrada de nuevas empresas en el mercado.

En general, es de esperar que el comercio intraindustrial aumente en relación directa al grado de diferenciación del producto. Esto es especialmente cierto en bienes cuya fabricación es compleja y que, además, ofrecen una elevada gama de modelos.

 

LA ESPECIALIZACIÓN PRODUCTIVA

LA ESPECIALIZACIÓN PRODUCTIVA
 
EL MODELO DE HECKSHER-OHLIN:

En la teoría de la ventaja comparativa, Ricardo consideraba que el único recurso productivo era el trabajo, ya que la especialización productiva vendría marcada por el coste laboral unitario, es decir, el salario dividido por la productividad.

Los primeros estudios sobre la utilización de varios recursos productivos fueron realizados por los economistas suecos Hecksher y Ohlin. El modelo fue enunciado por Ohlin y desarrollado por Hecksher. Inicialmente se considera que sólo hay dos recursos productivos. Partiendo de una situación de competencia perfecta en el mercado de factores y productos, se predice que cada país tenderá a exportar aquellos bienes intensivos en el factor productivo del que tiene mayor oferta, en relación al otro factor. ¿Ejemplos?

La aplicación práctica de este modelo nos indica que aquellos países con mano de obra barata tenderán a exportar bienes intensivos en trabajo, pues serán competitivos en su producción, mientras que los intensivos en capital tenderán a exportar bienes abundantes en este recurso productivo.

Existen, no obstante, evidencias de que esto no siempre ocurre así. La conocida como paradoja de Leontieff muestra que en la economía norteamericana (caracterizada por su gran potencial en capital y tecnología) ha habido determinadas etapas en las que las exportaciones de Estados Unidos eran más intensivas en mano de obra y menos en capital que sus importaciones.

Esto puede explicarse por la falta de homogeneización de los factores productivos trabajo y capital:

·         El factor trabajo es diferente para cada país, en función del sistema educativo, programas de formación, condiciones del mercado de trabajo, etc.

·         El capital tampoco es homogéneo. Incluso dentro del mismo sector para distintos países. Así, por ejemplo, Volkswagen desarrolla un proceso de producción distinto –más intensivo en mano de obra- en Brasil que en Alemania.

La tecnología permite abaratar el coste de otros recursos productivos –incluido el trabajo- en la producción total. Actualmente, podemos afirmar que la tecnología es un factor decisivo para explicar la especialización productiva de cada país y su posición en el mercado internacional.


LAS TEORÍAS DEL COMERCIO INTERNACIONAL


LA VENTAJA ABSOLUTA Y LA VENTAJA COMPARATIVA.

Las teorías del comercio internacional intentan explicar por qué los países comercian entre sí, qué tipo de bienes intercambian y a qué precio. A continuación vamos a resumir brevemente las principales teorías y su adecuación a la economía actual.

A finales del siglo XVIII, Adam Smith, en su obra La riqueza de las naciones, formuló la teoría de la Ventaja Absoluta, que constituye la primera explicación teórica del comercio internacional. De acuerdo con ella, si no hubiera barreras comerciales cada país se especializaría en aquellos productos en que tuviera una ventaja absoluta en relación a otros países. Al concentrar los recursos productivos, aparecerían economías de escala y, en consecuencia, la especialización internacional permitiría menores costes y mayor bienestar para todos los participantes en el comercio.
 

Ejemplo: Si producir una unidad de alimentos cuesta 1 unidad de trabajo en el país A y 2 unidades en el país B, y si producir una unidad de tela cuesta 4 unidades de trabajo en el país A y 3 en el país B, entonces ambos países pueden ganar comerciando.

 

 
Alimentos
Telas
País A
1
4
País B
2
3

 Si los dos países intercambian los dos bienes en la relación de dos unidades de alimento por una de tela, el país A podría obtener una unidad de tela por dos de alimento en lugar de por cuatro. Y el país B obtendría, por cada unidad de tela, dos unidades de alimento en vez de una y media sin comerciar.

Es claro que aún hoy en día esta teoría sigue siendo válida, ya que las industrias serán eficientes en la medida en que los factores de producción que utilizan se puedan obtener a bajo coste.

 
En 1817, David Ricardo, otro economista clásico inglés, en su obra The Principles of Political Economy and Taxation, profundiza y completa la teoría anterior en el sentido de que, incluso si un país tiene ventaja absoluta sobre otro en la producción de dos bienes, pueden existir ventajas en la especialización, ya que, en términos relativos, su ventaja puede ser mayor en un bien que en el otro. Es la teoría de la ventaja comparativa, que nos dice que cada país deberá especializarse en aquellos bienes en cuya producción posea una ventaja relativa mayor. Veamos la siguiente tabla como ejemplo:

 
Alimentos
Telas
País A
1
2
País B
3
3

De este cuadro se desprende que el país A tiene ventaja absoluta en la producción de ambos bienes. Pero los precios relativos son diferentes y esto es lo que impulsará el comercio. Cuando no se produce intercambio, las telas resultan relativamente más baratas en el país B, una (3/3) unidad de alimento por cada unidad de tela, que en el país A, dos (2/1) unidades de alimento por cada unidad de tela. Lo contrario ocurre con los alimentos. En el país A el precio relativo es de media (½) unidad de tela por cada unidad de alimento, mientras que en el país B el precio relativo es de una (3/3) unidad de tela por cada unidad de alimento.

Al iniciarse el intercambio, los vendedores de alimentos en el país B comenzarán a importar alimentos del país A, a cambio de manufacturas del país B en las que estarán interesados los vendedores del país A al resultar éstas relativamente más caras en este país. Para que este flujo tenga lugar es preciso que se realice en unas condiciones que sean favorables para ambos, es decir, a una relación de intercambio entre alimentos y telas comprendida entre ½ y 1. Dicha relación deberá ser superior a ½ para que el país A encuentre favorable el intercambio e inferior a 1 para que también lo sea para el país B. Con un precio relativo situado entre ambos cada uno de los países se especializará en aquel bien que produzca con mayor eficiencia, e importará aquellos bienes que produzca de modo menos eficiente.

La teoría de la ventaja comparativa prueba que la libertad de comercio mejora la asignación de recursos y conduce siempre a resultados más eficientes y, en definitiva, a un mayor grado de bienestar. En este sentido, el declive e incluso la desaparición de algunos sectores poco competitivos como consecuencia de la liberación de las importaciones se justifica en muchas ocasiones por un marco económico poco favorable (inflación, niveles salariales altos, déficit público, etc.) o incluso por una mala gestión empresarial.